Perduts - Perdidos - Lost

El Capitán Leónidas  quedó encallado para siempre en la única roca que hay en el Fiordo Iceberg. Quería cobrar el seguro de su barco y quedarse con el dinero de la carga que había vendido en  Uruguay . Allí quedó para siempre encallada su avaricia para deleite de los turistas: hemos visto lo que queda de su barco y podemos dar fe.  

Nosotros también hemos encallado estos días muchas veces: en unos parajes irreales de la bulliciosa Puerto Montt, en bosques selváticos impenetrables al lado mismo de los caminos,  con el Pacífico a mar abierto y mecidos por suaves olas como en   balsa de aceite  y  frente a imponentes ventisqueros, algas, ballenas, delfines, cormoranes, gaviotas.

 Aviso para futuros navegantes: dulcificaban nuestra encallada  el café soluble a todas horas calentando el tórrido paisaje cubierto de hielos   de la Patagonia, las  bailarinas y botellines, los  nuevos amigos y el placer del tiempo perdido, encallado más allá del precio de las cosas de este mundo.