Estamos en Hornopirén , al que llegamos en un bus abarrotado, por una carretera de puro ripio.
Hoy, sin rentar un flete en la base del parque, porque unos chicos que trabajan cerca nos han llevado a la base, y por lo tanto sin gastarnos ni una luca hemos subido al lago Cabrera. El camino ascendia con regularidad y a buen paso -ejem, ejem- hemos ascendido hasta el collado, Hay que decir que con harto lluvia, cada vez con más lluvia. No trajimos capelinas y nuestra primera estrategia de arremangarnos los pantalones y taparnos con los corta-vientos iba resultando cada vez más ineficaz. La guía ya dice que estamos en una región de bosque templado lluvioso, pero lo de lluvioso nos imaginábamos que quedaba más lejos,
Lengas gigantes cortadas a trozos o caídas a lo largo del camino, helechos rezumando agua y musgo por doquier, belleza en estado puro.
Al llegar al collado, la cosa se ha ido complicando: el camino se ha convertido en un río, que, a veces, se podía atravesar por pasos laterales construidos, pero a veces no, las más de las veces, no.
Para entonces la lluvia era torrencial la mayor parte del tiempo y por el paso del camino-río nuestros zapatos ya eran bañeras llenas de agua: hemos decidido abandonar cerca de la meta. Volveremos sin lluvia!
Hola parella!.Amb el fret que tenim aqui,quina enveja sana que tic.Adeu-siau patons
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