martes, 24 de enero de 2012

Al cerro Dorotea en Natales con el gaucho Adán


 Cuando llegó aquí el navegante Juan Ladrillero les dijo a sus marineros que ésta era la última oportunidad de encontrar el Estrecho de Magallanes  . Sus anhelos se vieron frustrados y bautizó el fiordo como Fiordo Obstrucción y a la provincia como Última Esperanza. Hoy lo hemos visto, a caballo, desde el cerro Dorotea con el gaucho Adán y un dolor incipiente en salva sea la parte.
Desde lo alto se ven 100 km de pampa desértica. Bien, desértica no, porque cuando cruzan acá los gauchos argentinos (que están aquí mismo) por primera vez presumiendo nomás de ser más gauchos que los chilenos deben sortear la maleza y exclaman sorprendidos: ¡pos aquí hay ramas, che! “Pampeeeros, nomás” exclama entre risas el gaucho Martín mientras nos lo cuenta.
Pocas ramas, es cierto, porque desde lo alto se ve bien la devastación de los colonizadores modernos que hace sólo 50 años quemaban todavía los bosques de lenga porque debajo no crece el pasto para las innumerables ovejas que pacen entre caballos, vacas y ñandús. Sus blancos huesos a lo largo del camino nos parecieron cementerios de elefantes . Se ven todavía las rayas paralelas de las excavadoras que intentaban socavarlos de raíz.




Y también nos hemos despedido de Juan, Josefina, Lilí y Martina. ¿Dónde está Juan? Se oía a todas horas en nuestro hospedaje. Juan es quien consigue los billetes, Juan es quien renta las carpas, Juan te acerca en un momento, está recogiendo a alguien en la estación. Falta leche y va Juan, en un momento, a por ella. Tiene tiempo para sentarse tranquilamente a hablar contigo y contarte su vida aventurera (ríete tú de nuestros jóvenes emprendedores). Ah, pero la mermelada  de ruibarbo no la hace Juan, sino su suegra, que ya salió del hospital. Josefina puede con la casa y dos guagüitas preciosas. Hemos estado bien con ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario